El proyecto para la Nueva Sede para Imdea Networks se organiza con
rotundidad a partir de una red de edificios-contenedor verdaderamente flexibles
e interconectados entre sí por una sucesión de espacios exteriores con
distintos niveles de privacidad. Los cuatro contenedores que
albergan en su interior la totalidad del programa solicitado discurren en
dirección Este-Oeste, consiguiendo así que sus fachadas principales y por tanto
las estancias interiores tengan la mejor orientación posible.
Los
servicios generales se resuelven en el nivel de planta baja, mientras que los
contenedores para espacios de trabajo cuentan con dos plantas adicionales. Los
bloques se encuentran conectados en planta primera por medio de una plaza
exterior privada, verdadero lugar de encuentro, relación e interacción entre
los investigadores del centro. El nivel de la plaza se encuentra perforado por
múltiples patios que permiten la entrada de luz natural a la planta baja.
Desde
el punto de vista estético el edificio se ha resuelto a partir de un zócalo de
aspecto pétreo y tosco ejecutado con hormigón “in situ” con tratamientos de
desactivación superficial que envuelve la planta baja, sobre el que sobresalen
los refinados prismas que contienen los espacios de investigación. Las fachadas
de estos se resuelven con una doble piel en la que la hoja exterior se asemeja
a una red neuronal, que evoca la razón de ser fundamental del propio edificio.
Una oportuna relación entre conocimientos y conexiones que refuerza la
singularidad y el carácter del edificio proyectado.
Construidas
con planchas de acero lacado en blanco, las chapas modifican su densidad de
acuerdo con las orientaciones de las distintas fachadas, permitiendo el paso de
una mayor cantidad de luz al norte que al sur. Estas chapas envuelven también
la cubierta, que se resuelve como una quinta fachada bajo la cual se sitúan las
máquinas de acondicionamiento y otras instalaciones.